La inseminación artificial es una técnica de reproducción asistida que consiste
en la introducción de espermatozoides, previamente tratados en el laboratorio,
en la cavidad uterina de la mujer para lograr una gestación. De este modo se
intenta acortar la distancia que separa los espermatozoides del óvulo y
facilitar así el encuentro entre ambos. Es un procedimiento sencillo e indoloro,
siendo adecuado en mujeres con las trompas permeables y una función ovárica
correcta. La tasa de embarazo por ciclo de inseminación artificial está
alrededor del 20-25%.
Si los espermatozoides proceden de la pareja, la técnica se denomina
inseminación artificial con semen de conyugue (IAC). Alternativamente, la
técnica se puede realizar con semen de donante (IAD). En este caso, la muestra
procede de un banco de esperma autorizado legamente y presenta unas condiciones
óptimas de cantidad y calidad de espermatozoides.
La Fecundación In Vitro es una técnica de reproducción asistida que consiste en
la fecundación del ovocito por el espermatozoide en el laboratorio. Para llevar
a cabo este tratamiento se deberá realizar, en primer lugar, una estimulación
hormonal y una punción ovárica para obtener los ovocitos. El mismo día de la
punción se deberá disponer de una muestra espermática. A partir de aquí, se
ponen en contacto ovocitos y espermatozoides, para que se produzca la
fecundación de forma natural (FIV convencional) o mediante la microinyección de
los espermatozides , técnica llamada ICSI (por su nombre en inglés:
Intracytoplasmic Sperm Injection). Los embriones resultantes se cultivarán para,
posteriormente, colocarlos en el interior del útero materno. Los espermatozoides
utilizados pueden ser aislados a partir de una muestra de semen (del cónyuge o
de un donante anónimo) u obtenidos mediante una biopsia testicular.
En un ciclo de recepción de ovocitos, los ovocitos de una donante se fecundan en
el laboratorio con espermatozoides de la pareja de la mujer receptora o de un
Banco de Semen para, posteriormente, transferir los embriones resultantes al
útero materno. En nuestro país, la recepción de ovocitos es totalmente anónima.
En la selección de la donante se procurará la mayor similitud posible con la
receptora.
Actualmente y como consecuencia de cambios sociales, las mujeres tienden a
posponer el momento de ser madres hasta edades más avanzadas, disminuyendo la
posibilidad de concebir de manera espontánea con sus propios ovocitos. Este es
el principal motivo del reciente incremento de la demanda de este tratamiento.
La tasa de embarazo en tratamientos de recepción de ovocitos es alta, dado que
la calidad de los ovocitos es muy importante a la hora de determinar el
pronóstico de un tratamiento de FIV.
La fecundación in vitro (FIV) con Ciclo Natural se centra en el óvulo que
espontáneamente se ha seleccionado aquel mes. Su fecundación se realiza en
condiciones de cultivo in vitro en el laboratorio con espermatozoides que pueden
haber sido aislados a partir de una muestra de semen (del cónyuge o de un
donante anónimo) u obtenidos mediante una biopsia testicular.
Este tipo de tratamiento se suele utilizar en pacientes que han tenido un bajo
rendimiento en ciclos previos de FIV con estimulación y que descartan una
donación de óvulos o bien en pacientes en las que se descarta la estimulación
ovárica por padecer alguna enfermedad que pudiera empeorar con un aumento de
niveles de estrógenos o porque no desean someterse a ella. La tasa de gestación
esperable de este tipo de ciclo es muy variable en función de la edad, reserva
ovárica, factor masculino y patología de base. El seguimiento del desarrollo del
folículo suele realizarse mediante ecografías transvaginales acompañadas en
algunas ocasiones de análisis de sangre.
El cultivo largo de embriones en un ciclo de fecundación in vitro permite el
desarrollo de los mismos hasta el estadio de blastocisto. Como solo los mejores
embriones llegan a blastocisto, realizar la transferencia en el quinto día – en
vez del segundo o el tercero, que es lo habitual – permite una mayor selección,
lo que conlleva un aumento en las tasas de embarazo y una reducción del riesgo
de embarazo múltiple.
En una concepción natural, es precisamente en el quinto o sexto día después de
la fecundación cuando el embrión toma contacto con el endometrio, dando paso al
embarazo. Al realizar la transferencia embrionaria en blastocisto, se favorece
la sincronía natural entre el embrión y el útero materno. Actualmente, las
mejoras en los medios de cultivo y los avances tecnológicos en los laboratorios
de FIV han aumentado la eficiencia del cultivo hasta blastocisto, permitiendo su
uso de forma rutinaria.
Hoy en día, fundamentalmente por razones sociales, las mujeres retrasan su
maternidad, disminuyendo la posibilidad de concebir de forma natural. La calidad
y la cantidad de los ovocitos desciende considerablemente a partir de los 35
años, reduciendo la probabilidad de conseguir un embarazo. Sin embargo, las
mujeres pueden planificar el momento de ser madres gracias a la vitrificación,
que permite mantener congelados los ovocitos durante años. Cuando la mujer
decide ser madre se descongelan, y estos ovocitos conservan la calidad que
tenían el día que se congelaron.
El sencillo procedimiento de la vitrificación permite preservar la fertilidad.
Consiste en realizar una estimulación hormonal y una punción folicular para la
extracción de los óvulos. Posteriormente, en el laboratorio se lleva a cabo su
almacenamiento a -196ºC hasta que se tome la decisión de utilizarlos.
Actualmente, se pueden congelar los ovocitos de una forma segura, obteniendo una
tasa de supervivencia de alrededor del 80-95%.
Esta técnica consiste en el análisis genético de embriones al inicio de su
desarrollo in vitro con el objetivo final de poder transferir aquellos
diagnosticados como sanos.
El DGP debe ir necesariamente unido a técnicas de reproducción asistida. Las
parejas deben someterse a un ciclo de fecundación in vitro, puesto que la
estimulación y punción ovárica deben permitir la obtención de un número
suficiente de ovocitos, y posteriormente de embriones, que garantice la
transferencia de al menos un embrión normal para el diagnóstico genético
estudiado. La biopsia embrionaria para el análisis genético debe realizarse en
el tercer día de su desarrollo o en el estadio de blastocito. Los embriones que
se encuentren libres de la alteración buscada, si han tenido un buen desarrollo
in vitro, podrán ser transferidos al útero materno para conseguir la gestación y
el nacimiento de un bebé libre de enfermedades genéticas. Los embriones afectos
son descartados.
La adopción de embiones consiste en la recepción de embriones congelados
procedentes de padres sanos que ya no quieren disponer de ellos para su proyecto
reproductivo y deciden donarlos a otras parejas o mujeres que puedan
necesitarlos. Es un tratamiento sencillo, que requiere una preparación
endometrial para poder realizar la transferencia de embriones congelados
indicado en (1) pacientes que precisan una doble recepción (de óvulos y de semen
de donante) y (2) pacientes que han realizado varios tratamientos de fecundación
in vitro sin éxito.
La asignación de los embriones para una pareja/mujer receptora la realizará el
equipo médico que aplica la técnica, en función de sus características físicas y
las de su pareja, del grupo sanguíneo y del Rh, procurando la mayor similitud
posible entre los donantes y la mujer o pareja receptora.La tasa de embarazo con
la adopción de embriones es de alrededor del 50-60 %.